Una amiga mía, a la que llamaremos M., es directora de personal en una empresa tecnológica a nivel mundial. Recientemente ha impartido una charla virtual, a nivel interno, titulada «Un día en la vida de RRHH».
Su declaración inicial dejó a muchos sorprendidos: «No existe un día modelo en la vida de los RRHH. Cada día es único y trae consigo situaciones de todo tipo: desgarradoras, deprimentes, incómodas… Al ver a diario a personas en sus peores momentos.»
«Ser un «cuidador profesional» en RRHH es emocionalmente agotador y tiene un impacto en todas las áreas de tu vida, tanto en la laboral como en la personal. No existe un botón de pausa para lo problemas».
Los hechos hablan por sí mismos. Un estudio realizado por Lattice indica que el 60% de los profesionales de RRHH encuestados señalan el «agotamiento emocional» como su mayor reto.
¿Qué es la fatiga por compasión?
Se trata de una consecuencia asociada al trabajo de los profesionales de ciertos sectores relacionados con el cuidado de otras personas, como enfermeras, médicos, veterinarios, profesores, trabajadores sociales… y, por supuesto, Recursos Humanos. La fatiga por compasión se produce cuando la exposición constante al dolor ajeno hace que disminuya la capacidad de empatizar con los demás.
La fatiga por compasión en RRHH es ya un problema real. El estudio de Lattice mostró que el 90% de los profesionales de RRHH indicaron un aumento en sus niveles de estrés desde 2020, y otro informe mostró que el 71% de estos profesionales dijeron que 2020 fue el año más estresante de sus carreras.
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RRHH siempre en primera línea
Los profesionales de RRHH, héroes olvidados de nuestras organizaciones, son los «primeros» y «últimos» en responder a las emergencias de todos. M. es una líder fuerte, pragmática y muy optimista, cuyo primer año al frente de RRHH en su empresa ha tenido que gestionar las emociones y problemas de sus empleados durante las consecuencias de una pandemia mundial, una guerra, la recesión, la inflación, los despidos masivos, el fin de la libertad reproductiva de las mujeres en Estados Unidos, las continuas tensiones raciales en todo el mundo y la cosecha de otras varias crisis mundiales…
«Y eso sin contar las dificultades a las que solemos enfrentarnos los empleados de RRHH, como problemas de salud mental, rupturas sentimentales, duelo o despidos», dice M.
La mayoría de nosotros tendríamos que solicitar la jubilación anticipada para hacer frente a una mínima parte de estos problemas. El manejo de los complejos y delicados problemas de los empleados es el pan de cada día para RRHH. A veces, incluso más frecuente que tareas más habituales como contratar, despedir o pagar las nóminas. El énfasis está en hacer más, contratar más, retener más, pero, ¿quién se preocupa por los que se preocupan por nosotros?
Los de RRHH también son empleados
M. añade una verdad muy importante, pero que se pasa por alto: «Es fácil olvidar que los RRHH también son personas, además de empleados. Experimentamos los mismos retos vitales y los mismos problemas laborales que los compañeros que no son de nuestro departamento. Nos preocupamos, y es nuestro trabajo preocuparnos, pero el efecto de rebote emocional es grande y puede resultar difícil gestionarlo en el día a día.»
Consejos para trabajar la fatiga por compasión
Estas son algunas formas en las que los profesionales de RRHH y las organizaciones pueden ayudar a amortiguar la carga emocional y ayudar a gestionar la fatiga por compasión de sus profesionales:
1. Reconocer los síntomas
En primer lugar, es fundamental entender lo que se está experimentando. Algunos síntomas de la fatiga por compasión son:
- Problemas de sueño
- Pensamientos intrusivos
- Hipervigilancia
- Ansiedad, depresión
- Aislamiento y desconexión
- Conductas relacionadas con el abuso de sustancias
- Mayor irritabilidad, cinismo, negatividad y apatía
2. Analizar los factores
Es fundamental identificar y comprender las causas para poder minimizarlas o eliminarlas. Algunas de ellas pueden ser:
- Exposición prolongada a los problemas de los demás
- Largas jornadas de trabajo
- Demasiadas exigencias alrededor
- Aislamiento personal
3. Seguir la regla de la máscara de oxígeno
3. Seguir la regla de la máscara de oxígenoLa regla de la máscara de oxígeno dicta que te pongas tu propia máscara de oxígeno antes de intentar ayudar a los demás. En el contexto de los RRHH, debes centrarte primero en tu propio cuidado antes de centrarte en el de los demás. Cuida tu salud mental, tu bienestar, tu nutrición y tus patrones de sueño para poder sortear mejor las curvas de la vida y del trabajo. Haz ejercicio, mantén un buen equilibrio entre la vida laboral y la personal, aprende a desconectar… todas estas medidas te ayudarán a sentirte mejor preparado en momentos turbios.
4. Contratar ayuda externa
Las organizaciones pueden aliviar la carga de trabajo de RRHH recurriendo a profesionales especializados en ofrecer apoyo a empleados, como psicólogos laborales o coaches profesionales certificados por organizaciones como la Federación Internacional de Coaching (ICF).
5. Encuentra a tu propio confidente
Los de RRHH también deberían aprovechar la ayuda externa, teniendo su propio mentor, terapeuta o un tercero con el que puedan compartir sus propios problemas y obtener feedback y asesoramiento . Los psicólogos y terapeutas hacen lo mismo: los terapeutas tienen terapeutas y los necesitan para la autorreflexión y el apoyo en su trabajo.
6. Reformular y repensar
Estos profesionales tienen el cuidado y la empatía en el centro de lo que son. Como dice M., «en este trabajo, el objetivo es siempre ponerse en el lugar del otro para encontrar una solución justa y amable para todos». La naturaleza bondadosa de estos perfiles se convierte en el centro de atención y gracias a un buen replanteamiento no tiene por qué acabar herida: deben aprender a reconocer que estamos haciendo un trabajo difícil pero significativo para la organización. Los profesionales de RRHH deben honrarse a sí mismos y estar orgullosos de sus contribuciones y saber que, en definitiva, son parte de la solución.
El replanteamiento se produce cuando conectamos un significado y una motivación personales con la ayuda a los demás, comprendemos si anteponemos las necesidades de nuestros compañeros a las nuestras y por qué. Así nos damos cuenta de que tenemos que cuidar primero de nosotros mismos, de lo contrario no tendremos nada que dar a los demás.
